Un negocio, por definición, debe generar beneficios y el marketing propicia que, en la relación comercial, ganen ambas partes, el cliente y el negocio.
El objetivo primordial de todo negocio es la rentabilidad, sin beneficios las posibilidades de supervivencia en el mercado desaparecen.
Para conseguir estos beneficios hay que conocer las reglas del juego y adaptarse constantemente al mercado objetivo al que te diriges.
Desde este Blog te mostramos el marketing como una herramienta más de trabajo para que puedas utilizarlo eficazmente en tu negocio.
Vamos a desgranar las distintas variables que relacionan comercio y marketing desde la perspectiva de una microempresa que no cuenta con más departamentos que las dos manos de su propietari@.
La rentabilidad de tu negocio dependerá de las decisiones que tomes, basadas siempre en las necesidades de tu cliente.
El objetivo de tu negocio debe ser satisfacer las necesidades de tu cliente y ganar dinero con ello, no vender productos en una tienda.
Superada la crisis algunos pueden pensar que es solo cuestión de tiempo retomar los hábitos de consumo anteriores al 2007, pero las cosas han cambiado demasiado para que esto suceda, el escenario es otro.
Podemos llegar a un mayor desahogo en el consumo pero los hábitos han cambiado.
Ahora es el consumidor el que dice cómo, cuándo y por qué quiere tener una relación contigo y, si quieres interactuar con él, tendrás que seguir sus reglas.
Esto no tiene porqué ser necesariamente malo, los cambios provocados por la crisis y las nuevas generaciones están recuperando valores tradicionales que impulsan al comprador hacia tiendas más cercanas y especializadas.
Todos los negocios se basan en lo mismo, vender algo a alguien y hacerlo en la mayor cantidad posible, con el mayor margen de beneficio posible y la mayor frecuencia de compra posible (kpis).
A partir de este objetivo común, cada uno elegirá un modelo comercial que sirva para lograr ventas, este modelo define el objeto del negocio y determina los resultados.
El modelo comercial más básico puede ser el trueque, al que siguieron otros más complejos.
Tradicionalmente, los comerciantes han tenido que adaptarse a los distintos cambios sociales.
En muchas ocasiones, incluso anticipándose a los cambios y creándolos, al ser capaces de interpretar los indicios disponibles.
Los comerciantes siempre han sabido que para vender con beneficio es vital planificar las campañas y comprar mercancía suficiente sin pasarse.
Pero la evolución de la sociedad exige la evolución de los negocios y con ella la del marketing.
Todavía existen muchos comercios que se basan en el producto como la base de su negocio.
Si te estás preguntando qué es el marketing, para mi la mejor definición es: “Satisfacer las necesidades de tu mercado de forma rentable”.
La respuesta está en el cliente y sus expectativas.
El cliente es quien decide cuándo vamos a cerrar nuestro negocio, por tanto, el foco de nuestro negocio siempre debe orientarse al cliente como nuestro principal activo.
Escucharle de forma activa e interpretar las señales de lo que hace y de lo que no hace, así como los motivos de por qué lo hace es vital para ofrecerle lo que en realidad está deseando comprar.
Hemos de saber qué es lo que quiere nuestro cliente aunque él mismo no lo tenga muy claro, porque de ello depende que el modelo de negocio que creemos sea un éxito o un fracaso.
Las Estrategias de Marketing que tienes que tener en cuenta
El marketing ayuda a los pequeños negocios a orientarse al cliente y empezar a interpretar qué es lo que realmente valora.
La innovación nos ayuda a diferenciarnos de la competencia, a que el consumidor nos perciba como algo fresco, novedoso, lo que estaba esperando…
Por eso, cuando los pequeños negocios utilizan adecuadamente el marketing y la innovación, la diferenciación se hace en algo que aporta valor al consumidor. Gestionar un negocio, por pequeño que sea, requiere “analizar” para poder seleccionar las opciones más sólidas en las que basar nuestras acciones.
Este análisis supone ocuparse de conocer las necesidades de los clientes y el potencial del negocio y de la competencia para satisfacerlo.
Buscando una ventaja competitiva que puedas mantener a largo plazo. Detectar necesidades y servicios a cubrir.
Definir nuevos segmentos o nichos a los que dirigirte.
Ampliar la oferta de productos o servicios, si el mercado lo requiere, o incluso convertir servicios en productos y viceversa.
Esto forma parte del marketing estratégico, orientado al medio y largo plazo, da respuesta a “lo que hay que hacer”.
El marketing operativo, del que hablamos más adelante, se orienta a corto plazo y busca cumplir los objetivos definidos por el anterior.
Las estrategias de marketing que te van a ayudar a cumplir tus objetivos son:
-Estrategia de Cartera:
Supone jugar con las combinaciones de producto y mercado.
Si buscas crecimiento puedes optar por:
1.Estrategia de penetración de mercado: La estrategia de expansión más segura, supone dirigirse con los productos que dominas al mercado que ya conoces, intentando aumentar la cantidad de clientes que te compran. Puedes ajustar los precios, llevar a cabo promociones, aumentar tus canales de distribución, buscar otros usos a los mismos productos… En definitiva, supone atraer clientes de la competencia, potenciando tus diferencias y mejorar la atención del cliente que ya tienes.
2.Estrategia de desarrollo de nuevos productos: Te sigues dirigiendo al mismo mercado pero en este caso lo haces modificando los productos actuales o incorporando otros nuevos, mejor adaptados a las necesidades y gustos de los usuarios.
3.Estrategia de desarrollo de nuevos mercados: supone una expansión geográfica (regional, nacional o internacional) buscando nuevos segmentos de clientes, consiguiendo nuevos clientes en los segmentos actuales, haciendo publicidad, ampliando los canales de distribución, etc.
4.Estrategia de diversificación: Lanzar nuevos productos en mercados donde todavía no estamos presentes, es la estrategia más arriesgada al explorar terrenos desconocidos con productos que no dominamos.
Estrategia de Segmentación y de Posicionamiento:
Lo que buscamos aquí es buscar el segmento o segmentos del mercado a los que queremos dirigirnos y con qué atributos de imagen queremos que nos relacione nuestro público.
Estrategia de Fidelización:
Cuando uno de nuestros objetivos es construir un relación duradera con nuestros clientes tendremos que analizar las opciones que se nos plantean.
La estrategia de fidelización se sustenta en dos bases:
1.Marketing Relacional: Es la herramienta que genera la confianza necesaria para que nuestros clientes sigan comprando durante mucho tiempo y además nos recomienden.
2.La gestión del valor percibido: Trata de aumentar el valor de los productos o servicios adquiridos por los clientes, interpretando sus necesidades y expectativas para que estén más satisfechos.
-Estrategia Funcional:
Supone seleccionar las diferentes herramientas de marketing mix que resulten más adecuadas para nuestros objetivos.
Las vemos a continuación.
El Marketing Mix como palanca del éxito
Aquí es donde entra el marketing como una disciplina capaz de transformar la realidad, al generar valor para satisfacer las necesidades del cliente, y obtener a cambio, un beneficio económico.
El marketing, en definitiva, pretende entregar el mejor producto o servicio posible a cada segmento de clientes, a un precio adecuado, en el lugar correcto y en el momento ideal.
Componiendo así las famosas 4 p del marketing; producto, precio, distribución y promoción, que responden a… ¿Qué vendo? ¿A cuánto lo cobro? ¿Dónde y cómo lo vendo? ¿Cómo lo promociono?
Con la evolución del marketing surgen nuevas variables decisivas a la hora de tomar decisiones.
Las personas, los procesos, los medios digitales o los partners son algunas de las más destacadas.
Todas ellas conforman una serie de palancas sobre las que hay que tomar decisiones para activarlas de una forma inteligente.
Factores del establecimiento:
La plaza o distribución, es el lugar donde vas a vender tu producto o servicio y cómo lo vas a hacer.
Qué canales vas a utilizar para llegar al cliente (tienda física, tienda online, etc…)
Aquí se incluye también una disciplina fundamental para el pequeño comercio, el visual merchandising.
Dónde colocas el producto dentro de la superficie de ventas y cómo lo haces. Cómo utilizas el marketing sensorial para atraer al cliente hacia el producto, utilizando los cinco sentidos.
El diseño y la decoración de tu establecimiento es un factor clave para transmitir al cliente los atributos que quieres destacar de tu marca.
Ya hemos hablado de la importancia de definir tu negocio mediante una personalidad que conecte emocionalmente con tu público, de una forma auténtica.
En el escenario actual no es posible ser neutral.
El futuro de los pequeños negocios pasa por las emociones y su supervivencia depende de ello.
Las grandes marcas utilizan el marketing en el punto de venta para rentabilizar su espacio comercial.
El pequeño comercio tiene las mismas necesidades en términos de beneficio que cualquiera de los grandes y, a pesar de no contar con las condiciones de diseño ideales, es imprescindible conocer los principios del visual merchandising y aplicarlos en la medida de lo posible en tu espacio de ventas.
¿Cuántas veces miras el lineal con ojos de cliente?
Algunos gestores padecen de «anestesia visual»: de tanto mirar no ven.
No se trata de copiar a nadie porque sí, sino de dar servicio y responder a un consumidor que se ha acostumbrado a comprar con estos sistemas.
El branding se ocupa de definir y posicionar tu negocio, de gestionar sus valores y comunicarlos.
Y toda acción visual debe estar basada en esa definición previa que has hecho de tu marca para que todo sea coherente ante tu público, para que todo encaje y forme una pieza más del puzzle que te hará conquistar al cliente de una forma sutil.
El visual merchandising es además una estrategia comercial que supera la mera apariencia estética en cuanto a la distribución del producto.
Se trata de una herramienta muy efectiva para mejorar los resultados y las ventas de tu negocio.
Se trata de colocar el producto de una forma sugerente para que se venda más y mejor.
Para lograr puntos de venta rentable tendrás que experimentar de forma constante sobre distintas variables.
Una de ellas es escoger el sitio apropiado para cada producto en relación con el espacio total, su precio, su uso, otros productos relacionados o la atracción que provoca en el cliente.
Una vez decidida su ubicación tendrás que evaluar los resultados hasta que vayas conociendo cada vez mejor la rentabilidad de tu espacio comercial.
Todo esto además te va a permitir ofrecer al cliente algo que no pueda conseguir con un clic, tendrás que compensarle las molestias de desplazarse a tu establecimiento sorprendiendo, ofreciendo interacción y generando emoción.
Gana terreno la experiencia frente al producto, estimular al cliente en el punto de venta se vuelve fundamental.
Un factor estratégico de valor clave para cualquier tienda, es desarrollar la combinación correcta de formato y factores ambientales.
Los clientes, a menudo, miran más allá de la funcionalidad.
Gran parte de la experiencia de compra es bastante parecida, así que los minoristas que puedan distinguirse con atmósferas comerciales inusuales o emocionantes, añadirán valor a la experiencia de sus clientes.
Diseño, música, color, olor, orden…
Las respuestas emocionales que son inducidas por la experiencia de la tienda pueden tener un gran impacto en la cantidad de tiempo y dinero gastado en el establecimiento.
Las tiendas que ofrecen una compra más agradable, fomentan el buen humor lo que repercute en las ventas.
La luz es otro factor clave en el visual merchandising, siendo capaz de determinar el éxito o el fracaso de un comercio.
El olfato, el oído y por supuesto la vista, son elementos que contribuyen a crear un ambiente sugerente.
La música y el olor de tu establecimiento son elementos estructurales de tu branding y de la imagen de marca que tus clientes guardarán en su memoria. Comprar, se empieza a convertir en una acto social; talleres de expertos, eventos o cualquier actividad que capte nuestro interés, moverá al cliente a la tienda.
Cabe hablar aquí también, de los programas de fidelidad, generalmente dotados de una propuesta económica atractiva, pero, por qué no dar también un complemento de servicio, un extra emocional que contribuya a construir marca y no suponga solo un soborno que hace rehenes a nuestros clientes de los puntos. La cercanía es un valor en alza y los grandes lo saben, por eso cada vez diversifican más sus formatos comerciales y empezamos a ver una pop up de Ikea, el Carrefour Express, Decathlon, etc., en el centro de la ciudad.
Y seguramente veremos sin mucha espera tiendas de Amazon, de Zalando o de operadores puramente online.
Factores de la mercancía:
El producto es aquello por lo que el cliente paga un precio, puede ser una idea, un servicio o un bien.
Antes, los productos y servicios se imponían al cliente porque era posible hacerlo, ya que el cliente contaba con pocas opciones para elegir.
Actualmente, esto ha cambiado de forma radical, de modo que los productos o servicios tienen que definirse en torno al cliente para satisfacer sus necesidades.
De hecho, las tiendas que eligen su surtido y adecuan su atención a las necesidades del consumidor, son las que tienen más posibilidades de supervivencia.
Esperar a que las cosas mejoren por sí solas no aporta nada al cliente y por tanto, no supondrá ningún progreso en tu empresa.
El mejor vendedor que hoy en día tiene una empresa se llama Google y es capaz de condicionar al consumidor para que compre en un lugar u otro, ya sea una tienda física o electrónica.
El cliente no te necesita, a no ser que le aportes algo especial, diferente, divertido o único.
Cualquiera puede comprar cualquier producto con un clic, encontrarlo más barato y recibirlo en su casa al día siguiente con gastos de envío incluidos.
¿De verdad crees que puedes competir ofreciendo lo mismo?
Los que sobresalen en la gestión de mercancías lo hacen en uno de estos dos aspectos:
• Concentrarse en encontrar mercancías únicas que cumplan las expectativas de su cliente.
• Estar seguros de que tienen suficiente mercancía dónde y cuándo el cliente quiere.
Los que logran hacer las dos cosas tienen más éxito.
La gestión innovadora de mercancías puede ser un desafío pero también supone una oportunidad.
Factores de precio:
El precio es al valor económico que pones a tu producto o servicio después de analizar los costes, el precio de la competencia, el valor añadido que ofrece tu marca y el margen que quieres obtener.
En la situación actual son muchos los pequeños negocios que buscan una solución a sus problemas únicamente a corto plazo y letales en el largo plazo, la guerra de precios.
Competir en precios es una manera lenta de morir para un pequeño comercio que no cuenta con un modelo de reducción de costes.
Cuando pierdes esa guerra, y ten por seguro que la acabarás perdiendo, ya no hay vuelta atrás porque el cliente no se lo va a creer.
El precio es una de las variables de marketing que los consumidores evalúan al considerar el valor total de una oferta.
Los clientes tendrán en cuenta, consciente o inconscientemente, si los beneficios del intercambio superan o no a los sacrificios.
Determinar muy bien el precio de un bien, basándose en el valor de lo que se ofrece, es algo que hay que hacer calar en la mente del consumidor.
El precio debe ser pensado en términos de coste monetario y también del tiempo y esfuerzo que supone adquirir el producto o disfrutar del servicio.
Factores de Servicio:
Alguien se dio cuenta de que, a pesar de tener un buen producto, a un precio adecuado, en unos magníficos puntos de venta y con un packaging excepcional, si el dependiente no quiere vender ese producto, el producto no se vende.
Todo el que trabaja para la empresa ha de ser prescriptor de la misma y de sus productos desde el convencimiento de que nuestros productos o servicios son los mejores.
Si no es así, nuestro producto (ergo nuestra empresa) acabará siendo ignorado por un consumidor con miles de opciones.
Hoy sigue habiendo negocios donde el empleado es una especie de infiltrado al que hay que controlar.
¿Piensas que un empleado que se siente espiado va a ofrecer una atención esmerada al cliente?
¿Recibirá al cliente con una gran sonrisa, solucionará más rápido sus problemas, se entregará a darle el mejor servicio?
¿Se consigue todo esto con control?
En realidad, las empresas que dejan decidir, que seleccionan por actitudes y las desarrollan, que abren espacio a la creatividad, que forman e impulsan, propiciando la implicación con el negocio, la consciencia de la situación actual y la toma de decisiones, son las que ofrecen un mejor servicio al cliente, lo cual se traduce en más ventas.
Si tu oficio es controlar ¿Cuándo gestionas?
Las personas no solo trabajan por dinero, sino que se sienten mal pagadas cuando no encuentran ningún sentido a su trabajo.
Lo que motiva es el respeto, la libertad y la sensación de pertenencia.
La autogestión supone una recompensa que favorece la motivación.
El colaborador que conoce los objetivos a alcanzar y tiene plena libertad, es responsable de lograrlos, desarrollando una mayor destreza en el desempeño, alineándose con el proyecto de la empresa y creciendo profesionalmente.
Además de la calidad del servicio, la gran ventaja del comercio independiente frente a la gran distribución e Internet, se basa en la calidez del servicio, el calor humano, la empatía de la relación humana.
Los negocios exitosos llegan a serlo por su gente; esa mirada, esa sonrisa, esas ganas de servir y ofrecer una experiencia de compra única.
Las personas dan vida al comercio como lugar de encuentro.
¿Recuerdas alguna experiencia de compra con un vendedor frío o antipático? ¿Cual es la sensación al salir?
La de no volver… ¿verdad?
Es importante preguntarnos si le estamos dando la suficiente importancia al personal, empezando por los propios dueños.
Dado el tiempo y el esfuerzo que se invierten para atraer clientes a la tienda, es increíble como muchos presten tan poca atención al servicio al cliente.
El personal debe estar bien capacitado para proporcionar al cliente 5 fuentes de conveniencia:
- Ofrecer información adecuada para que el cliente pueda tomar la mejor decisión de compra para su situación.
- Ayudar a encontrar los productos que el cliente busca.
- Ofrecer un servicio rápido y seguro en las transacciones, tanto cobros
como devoluciones. - Ayudar al cliente a comprender los beneficios de los productos y
servicios. - Rectificar los problemas posteriores a la compra.
Muchas veces el pequeño comercio habla del servicio como una fortaleza pero cuando surge una devolución todo son problemas, malas caras y un vale para gastar en la tienda…. ¡O somos coherentes o se irán al Corte Inglés! - Factores de promoción:
- La promoción es la parte en la que salimos de nuestras cuatro paredes para decirle al mundo qué hacemos, por qué y cómo.
- Incluye la publicidad, relaciones públicas, comunicación on- y offline, venta personal, campañas promocionales…
- Para que cualquiera de estas actividades sea efectiva, no es tan importante el dónde o el cuándo, como tener muy claro el qué y el por qué.
- Me explico, para comunicar de forma eficaz nuestro mensaje, es fundamental tener una definición muy clara del producto o servicio que ofreces, respondiendo exactamente a lo que tu público demanda y a los beneficios que les aportas.
- Esta necesidad debe responder a las exigencias del ámbito local donde se sitúa el negocio.
Además, tenemos que tener en cuenta que mediante la publicidad, la web o incluso los medios de comunicación en el punto de venta o cualquier otro medio de promoción, debemos ceñirnos a la realidad y nunca ofrecer algo que después decepcione las expectativas del cliente.
Factores de los procesos:
También es vital que estructuremos correctamente los procesos de nuestro negocio.
Si todos los procesos de nuestra empresa son como una máquina bien engrasada, que funciona sin errores ni roces, entonces podremos adquirir compromisos de precio, entrega y servicio que hagan que la experiencia de compra del cliente sea lo más satisfactoria posible.
Los procesos, técnicas y herramientas son imprescindibles para lograr cualquier idea.
El modelo comercial tiene como objeto aportar valor a los productos o servicios que vendemos y buscar la mayor sencillez y eficacia en los procesos como parte de ese valor.
El mecanismo de una tienda es sencillo, el beneficio se obtiene de la diferencia entre lo que nos cuesta poner en venta el producto o servicio y el precio final que paga el cliente.
Para poder vender el producto por un importe superior al precio de coste tenemos que conseguir aumentar significativamente su valor, para eso utilizamos el modelo comercial y los procesos adecuados.
O somos capaces de revalorizar el producto y que así lo aprecie el cliente para que esté dispuesto a pagarlo o tendremos que simplificar todos los procesos necesarios para ser más baratos y poder competir por precio.
La crisis ha castigado especialmente a los modelos de negocio que no aportan lo que el cliente espera o que no saben evolucionar de manera adecuada.
Por eso, nos toca descubrir las necesidades y deseos que la sociedad ansía satisfacer, para ofrecerles a nuestros clientes los productos y servicios que están dispuestos a comprar y hacerlo de un modo que les convenga.
Factores tecnológicos:
La cuestión ya no es si tendremos que adaptarnos a la tecnología en un futuro. Es evidente que forma parte de nuestra vida y el cliente la utiliza constantemente.
Por tanto, quien no tenga presencia digital perderá negocio y visibilidad. El canal online se rige por las mismas reglas que el físico; prima la diferenciación, el servicio y la experiencia de compra para ser elegido, sin embargo, supone una manera nueva de hacer negocios donde no hay horarios ni distancias, donde la interacción es la protagonista y el cliente se vuelve único.
El uso de la tecnología no solo implica un canal más de venta.
Todas las partes del proceso de compra pueden ser mejoradas mediante la tecnología.
El consumidor puede recibir promociones oportunas en su dispositivo móvil, capturar información de un producto mediante lectura de códigos, hacer la lista de la compra con fotografías de los productos, obtener respuesta a una consulta en Twitter, pagar sin dinero ni tarjetas.
Esto no quiere decir que haya perdido valor el trato personal del comercio tradicional, pero debemos tener en cuenta las nuevas opciones de acercarse al consumidor.
El nuevo consumidor:
Está conectado, en cualquier momento tiene a su disposición gran cantidad de información.
Es digital, está acostumbrado a usar la tecnología para tomar decisiones de compra, información, opiniones, precios…
Es social, gracias a las redes sociales ha aumentado el círculo de personas con las que se relaciona.
Todo ello cambia las reglas del juego, dotando de verdadero poder al consumidor.
Al mismo tiempo, la tecnología pone a nuestra disposición una serie de herramientas que nos facilitan mucho el trabajo; bases de datos, publicidad segmentada y asequible, gestión de clientes, labores operativas, servicio al cliente, comunicación, fidelización…
De modo que, no debemos ver la tecnología como una amenaza sino más bien como una aliada.
Reconciliarnos con ella y aprender a utilizarla puede suponer muchas ventajas. Por un lado, como ya comentamos, podemos utilizar muchas herramientas y aplicaciones digitales en la gestión de nuestro negocio que nos van a ahorran tiempo y aumentar nuestra productividad.
Por otro, debemos utilizar la tecnología como palanca del marketing, para conocer a nuestro público y relacionarnos eficazmente con él.
Muchos pequeños negocios utilizan su presencia en redes sociales, únicamente para dar a conocer sus productos; características, ventajas, precios, promociones…
Pero, desde las redes sociales, podemos hacer mucho más, podemos plantear relaciones a largo plazo que realmente conecten emocionalmente con el comprador.
Las redes sociales no deben confundirse con un medio más de publicidad, promociones, descuentos y concursos de una forma intrusiva.
Sino como un medio para conocer al cliente y sus necesidades, ofrecer información de calidad y útil para tu público, un medio para defender tu valor diferencial, darte a conocer y conseguir recomendaciones veraces y creíbles.
Factores de colaboración:
Uno más uno es igual a cuatro.
Esto es lo que suponen las fórmulas de cooperación, ya sea entre comerciantes, negocios de la zona, con proveedores, competencia o con el cuñado… Bueno, el último puedes pensártelo.
Con un panorama tan difícil como el que se avecina, la colaboración es imprescindible.
El objetivo es encontrar con quién y cómo colaborar para que siempre salgan beneficiadas todas las partes.
Factores de la condición humana:
El marketing siempre se ha enriquecido de conocimientos procedentes de otras ciencias; economía, estadística, matemáticas, sociología, psicología…
Al incorporar los avances de las neurociencias y la neuropsicología, se produjo una nueva disciplina, el neuromarketing.
El neuromarketing puede definirse como una disciplina que estudia los procesos cerebrales que explican la conducta y la toma de decisiones de las personas en el ámbito del marketing; merchandising, diseño de productos y servicios, precios, publicidad, comunicación, branding, ventas…
La información que llega a nuestro cerebro a través de los ojos, el oido, el gusto, el olfato y el tacto, condiciona nuestras experiencias e influye en nuestra conducta.
Por tanto, es importante tenerlo en cuenta tanto a la hora de diseñar el punto de venta y la experiencia de compra que queremos ofrecer a través de él, como a la hora de comunicarnos con nuestros clientes o detectar sus necesidades.
La psicología y el neuromarketing permiten analizar tanto los deseos y necesidades del consumidor, como los sentimientos que despiertan determinadas experiencias.
La atención y los recuerdos nos motivan.
De modo que, siempre conviene estar al tanto de los conocimientos que nos proporcionan estas disciplinas para ofrecer una experiencia multisensorial, que apoye la imagen que queremos transmitir de nuestro negocio.
Cualquier pequeño detalle influye en la conducta de los consumidores, por tanto, la selección de este tipo de estímulos debe basarse más en los objetivos que busquemos que en nuestros propios gustos.
No se trata de manipular la voluntad de nadie para obligarlos a comprar lo que no quieren, esto tendría las patitas muy cortas.
Se trata de despertar la atención, el interés y el deseo del consumidor al ofrecerle, de la mejor manera posible, lo que realmente estaba buscando.
¿Cómo influye la distribución de la tienda en la conducta del cliente? ¿Cómo influye la psicología de los precios, la distribución del escaparate, el olor, la música, el tacto o la tipografía de la letra en una campaña de comunicación?
El valor del Marketing
El marketing nos ayuda a entender lo que el cliente nos demanda y espera de nosotros.
Obligándonos a mirar nuestra propuesta comercial desde el punto de vista del cliente.
Como conclusión debemos tener claras cuatro ideas:
Una mentalidad empresarial de crecimiento nos permite hacer frente a los nuevos desafíos y salir reforzados de los retos.
Trabajar el posicionamiento efectivo de nuestra propuesta comercial, conecta nuestras metas y valores con las de nuestro público.
Construir relaciones duraderas con los clientes basadas en la credibilidad y la confianza, genera interacciones valiosas.
Disponer de un sistema de control con métricas eficaces, plasmado en un cuadro de mando, nos permite tomar decisiones informadas e incluso adelantarnos a las dificultades para poder atajarlas.
Estos pilares son lo suficientemente sólidos como para permitirnos construir y desarrollar un negocio viable y duradero.